Más bien... en realidad yo no bebo mucho.
Siempre me gusta una cervecita cuando llego en verano, o una copita de
vino en invierno... pero ya pasé (por lejos) la época en que - de puro
fiestera, en un casamiento o similar - tomaba alguna de más.
No vale la pena la molestia posterior, por no hablar de la resaca al otro
día!!!