Aníbal inventó su gato poco después de que yo inventara el mío. En aquella é
oca yo estaba por Madrid y visité a Aníbal varias veces. Él me enseñó en su casa a plegar una primera versión de su gato. Le dije que estaba bien; pero que no me gustaba la cabeza. Entonces plegué la cabeza de su gato imitando la cabeza del mío. A él le gustó, y esa se convirtió en la versión final.
Gracias por el comentario, Arianna. Ese libro tiene media docena de animalitos inventados por mí. Los modelos del libro, en general, están bien; pero los diagramas no son fáciles de seguir.